miércoles, 28 de marzo de 2018

Semana Santa 2018


Jueves Santo, 29 de Marzo, a las 18’30 horas, Misa en la Cena del Señor, en la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz. A las 21’00 horas, Procesión de la Virgen Dolorosa, con la participación de la Banda de Cornetas y Tambores de la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad de Logroño. Viernes Santo, 30 de Marzo, a las 12’30 horas, Solemne Vía Crucis con la Virgen Dolorosa desde la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz. A las 18’30 horas, Oficios de la Pasión del Señor en la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz. A las 21’00 horas, Procesión del Santo Entierro desde la Parroquia. Sábado Santo, 31 de Marzo, a las 20’00 horas, Solemne Vigilia Pascual en la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz. Domingo de Resurrección, 1 de Abril, a las 13’00 horas, Procesión del Encuentro de Gloria, desde la Capilla de Santa María La Real. El encuentro se producirá en la calle Constantino Garrán, para ir juntos a la Real Capilla y Parroquia de Santa Cruz, donde se oficiará la Eucaristía.

37 comentarios:

  1. ANIVERSARIO DEL POETA MÁS GRANDE DEL MUNDO.
    Si me muero, que me muera
    con la cabeza muy alta.
    Muerto y veinte veces muerto,
    la boca contra la grama,
    tendré apretados los dientes
    y decidida la barba.

    Cantando espero a la muerte,
    que hay ruiseñores que cantan
    encima de los fusiles
    y en medio de las batallas….

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  2. La cebolla es escarcha
    cerrada y pobre:
    escarcha de tus días
    y de mis noches.
    Hambre y cebolla:
    hielo negro y escarcha
    grande y redonda.

    En la cuna del hambre
    mi niño estaba.
    Con sangre de cebolla
    se amamantaba.
    Pero tu sangre,
    escarchada de azúcar,
    cebolla y hambre…

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  3. Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
    Para la libertad, mis ojos y mis manos,
    como un árbol carnal, generoso y cautivo,
    doy a los cirujanos.

    Para la libertad siento más corazones
    que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
    y entro en los hospitales, y entro en los algodones
    como en las azucenas.

    Para la libertad me desprendo a balazos
    de los que han revolcado su estatua por el lodo.
    Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
    de mi casa, de todo…

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  4. Sentado sobre los muertos
    que se han callado en dos meses,
    beso zapatos vacíos
    y empuño rabiosamente
    la mano del corazón
    y el alma que lo sostiene.

    Que mi voz suba a los montes
    y baje a la tierra y truene,
    eso pide mi garganta
    desde ahora y desde siempre.

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  5. Pintada, no vacía:
    pintada está mi casa
    del color de las grandes
    pasiones y desgracias.

    Regresará del llanto
    adonde fue llevada
    con su desierta mesa
    con su ruinosa cama.

    Florecerán los besos
    sobre las almohadas.
    Y en torno de los cuerpos
    elevará la sábana
    su intensa enredadera
    nocturna, perfumada.

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  6. Es preciso matar para seguir viviendo.
    Un día iré a la sombra de tu pelo lejano,
    y dormiré en la sábana de almidón y de estruendo
    cosida por tu mano.

    Tus piernas implacables al parto van derechas,
    y tu implacable boca de labios indomables,
    y ante mi soledad de explosiones y brechas
    recorres un camino de besos implacables.

    Para el hijo será la paz que estoy forjando.
    Y al fin en un océano de irremediables huesos
    tu corazón y el mío naufragarán, quedando
    una mujer y un hombre gastados por los besos.

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  7. Carne de yugo, ha nacido
    más humillado que bello,
    con el cuello perseguido
    por el yugo para el cuello.

    Nace, como la herramienta,
    a los golpes destinado,
    de una tierra descontenta
    y un insatisfecho arado.

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  8. Por el cinco de enero,
    cada enero ponía
    mi calzado cabrero
    a la ventana fría.

    Y encontraban los días,
    que derriban las puertas,
    mis abarcas vacías,
    mis abarcas desiertas.

    Nunca tuve zapatos,
    ni trajes, ni palabras:
    siempre tuve regatos,
    siempre penas y cabras.

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  9. El último y el primero:
    rincón para el sol más grande,
    sepultura de esta vida
    donde tus ojos no caben.

    Allí quisiera tenderme
    para desenamorarme.

    Por el olivo lo quiero,
    lo persigo por la calle,
    se sume por los rincones
    donde se sumen los árboles.

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  10. Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
    claridad absoluta, transparencia redonda.
    Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
    con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..

    ¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
    corazón de alborada, carnación matutina?
    Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
    Tu sangre es la mañana que jamás se termina.

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  11. Volverás a mi huerto y a mi higuera:
    por los altos andamios de las flores
    pajareará tu alma colmenera

    de angelicales ceras y labores.
    Volverás al arrullo de las rejas
    de los enamorados labradores.

    Alegrarás la sombra de mis cejas,
    y tu sangre se irá a cada lado
    disputando tu novia y las abejas.

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  12. Aquí estoy para vivir
    mientras el alma me suene,
    y aquí estoy para morir,
    cuando la hora me llegue,
    en los veneros del pueblo
    desde ahora y desde siempre.
    Varios tragos es la vida
    y un solo trago es la muerte.

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  13. Andaluces de Jaén,
    aceituneros altivos,
    decidme en el alma: ¿quién,
    quién levantó los olivos?

    No los levantó la nada,
    ni el dinero, ni el señor,
    sino la tierra callada,
    el trabajo y el sudor.

    Unidos al agua pura
    y a los planetas unidos,
    los tres dieron la hermosura
    de los troncos retorcidos.

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  14. Sangre que no se desborda,
    juventud que no se atreve,
    ni es sangre, ni es juventud,
    ni relucen, ni florecen.
    Cuerpos que nacen vencidos,
    vencidos y grises mueren:
    vienen con la edad de un siglo,
    y son viejos cuando vienen.

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  15. MIGUEL HERNÁNDEZ.

    Recordar a Miguel Hernández que desapareció en la oscuridad y recordarlo a plena luz, es un deber de España, un deber de amor. Pocos poetas tan generosos y luminosos como el muchachón de Orihuela cuya estatua se levantará algún día entre los azahares de su dormida tierra. No tenía Miguel la luz cenital del Sur como los poetas rectilíneos de Andalucía sino una luz de tierra, de mañana pedregosa, luz espesa de panal despertando. Con esta materia dura como el oro, viva como la sangre, trazó su poesía duradera. ¡Y éste fue el hombre que aquel momento de España desterró a la sombra! ¡Nos toca ahora y siempre sacarlo de su cárcel mortal, iluminarlo con su valentía y su martirio, enseñarlo como ejemplo de corazón purísimo! ¡Darle la luz! ¡Dársela a golpes de recuerdo, a paletadas de claridad que lo revelen, arcángel de una gloria terrestre que cayó en la noche armado con la espada de la luz!

    PABLO NERUDA.

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  16. No, no hay cárcel para el hombre.
    No podrán atarme, no.
    Este mundo de cadenas
    me es pequeño y exterior.
    ¿Quién encierra una sonrisa?
    ¿Quién amuralla una voz?
    A lo lejos tú, más sola
    que la muerte, la una y yo.
    A lo lejos tú, sintiendo
    en tus brazos mi prisión,
    en tus brazos donde late
    la libertad de los dos.
    Libre soy. Siénteme libre.
    Sólo por amor.

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  17. Atraviesa la muerte con herrumbrosas lanzas,
    y en traje de cañón, las parameras
    donde cultiva el hombre raíces y esperanzas,
    y llueve sal, y esparce calaveras.
    Verdura de las eras,
    ¿qué tiempo prevalece la alegría?
    El sol pudre la sangre, la cubre de asechanzas
    y hace brotar la sombra más sombría…

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  18. Beso soy, sombra con sombra.
    Beso, dolor con dolor,
    por haberme enamorado,
    corazón sin corazón,
    de las cosas, del aliento
    sin sombra de la creación.
    Sed con agua en la distancia,
    pero sed alrededor.

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  19. Corazón en una copa
    donde me lo bebo yo
    y no se lo bebe nadie,
    nadie sabe su sabor.
    Odio, vida: ¡cuánto odio
    sólo por amor!

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  20. Caídos sí, no muertos, ya postrados titanes,
    están los hombres de resuelto pecho
    sobre las más gloriosas sepulturas:
    las eras de las hierbas y los panes,
    el frondoso barbecho,
    las trincheras oscuras.

    Siempre serán famosas
    estas sangres cubiertas de abriles y de mayos,
    que hacen vibrar las dilatadas fosas
    con su vigor que se decide en rayos…

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  21. Cogedme, cogedme.
    Dejadme, dejadme,
    fieras, hombres, sombras,
    soles, flores, mares.

    Cogedme.

    Dejadme.

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  22. Como la higuera joven
    de los barrancos eras.
    Y cuando yo pasaba
    sonabas en la sierra.

    Como la higuera joven,
    resplandeciente y ciega.

    Como la higuera eres.
    Como la higuera vieja.
    Y paso, y me saludan
    silencio y hojas secas.

    Como la higuera eres
    que el rayo envejeciera.

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  23. Cuando paso por tu puerta,
    la tarde que viene a herir
    con su hermosura desierta
    que no acaba de morir.

    Tu puerta no tiene casa
    ni calle: tiene un camino,
    por donde la tarde pasa
    como un agua sin destino.

    Tu puerta tiene una llave
    que para todos rechina.
    En la tarde hermosa y grave,
    ni una sola golondrina…

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  24. Cuerpos, soles, alboradas,
    cárceles y cementerios,
    donde siempre hay un pedazo
    de sombra para mi cuerpo.

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  25. Diciembre ha congelado su aliento de dos filos,
    y lo resopla desde los cielos congelados,
    como una llama seca desarrollada en hilos,
    como una larga ruina que ataca a los soldados.

    Nieve donde el caballo que impone sus pisadas
    es una soledad de galopante luto.
    Nieve de uñas cernidas, de garras derribadas,
    de celeste maldad, de desprecio absoluto.

    Muerde, tala, traspasa como un tremendo hachazo,
    con un hacha de mármol encarnizado y leve.
    Desciende, se derrama como un deshecho abrazo
    de precipicios y alas, de soledad y nieve…

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  26. Silencio que naufraga en el silencio
    de las bocas cerradas de la noche.
    No cesa de callar ni atravesado.
    Habla el lenguaje ahogado de los muertos.

    Silencio.

    Abre caminos de algodón profundo,
    amordaza las ruedas, los relojes,
    detén la voz del mar, de la paloma:
    emociona la noche de los sueños.

    Silencio.

    El tren lluvioso de la sangre suelta,
    el frágil tren de los que se desangran,
    el silencioso, el doloroso, el pálido,
    el tren callado de los sufrimientos…

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  27. Hombres veo que de hombres
    sólo tienen, sólo gastan
    el parecer y el cigarro,
    el pantalón y la barba.

    En el corazón son liebres,
    gallinas en las entrañas,
    galgos de rápido vientre,
    que en épocas de paz ladran
    y en épocas de cañones
    desaparecen del mapa...

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  28. La libertad es algo
    que sólo en tus entrañas
    bate como el relámpago.

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  29. Llevadme al cementerio
    de los zapatos viejos.

    Echadme a todas horas
    la pluma de la escoba.

    Sembradme con estatuas
    de rígida mirada.

    Por un huerto de bocas,
    futuras y doradas,
    relumbrará mi sombra.

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  30. Muerto mío, muerto mío:
    nadie nos siente en la tierra
    donde haces caliente el frío.

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  31. ¿No cesará este rayo que me habita
    el corazón de exasperadas fieras
    y de fraguas coléricas y herreras
    donde el metal más fresco se marchita?

    ¿No cesará esta terca estalactita
    de cultivar sus duras cabelleras
    como espadas y rígidas hogueras
    hacia mi corazón que muge y grita?

    Este rayo ni cesa ni se agota:
    de mí mismo tomó su procedencia
    y ejercita en mí mismo sus furores.

    Esta obstinada piedra de mí brota
    y sobre mí dirige la insistencia
    de sus lluviosos rayos destructores.

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  32. No sé qué sepultada artillería
    dispara desde abajo los claveles,
    ni qué caballería
    cruza tronando y hace que huelan los laureles.

    Sementales corceles,
    toros emocionados,
    como una fundición de bronce y hierro,
    surgen tras una crin de todos lados,
    tras un rendido y pálido cencerro.

    Mayo los animales pone airados:
    la guerra más se aíra,
    y detrás de las armas los arados
    braman, hierven las flores, el sol gira.

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  33. Rosario, dinamitera,
    sobre tu mano bonita
    celaba la dinamita
    sus atributos de fiera.
    Nadie al mirarla creyera
    que había en su corazón
    una desesperación
    de cristales, de metralla
    ansiosa de una batalla,
    sedienta de una explosión.

    Era tu mano derecha,
    capaz de fundir leones,
    la flor de las municiones
    y el anhelo de la mecha.
    Rosario, buena cosecha,
    alta como un campanario,
    sembrabas al adversario
    de dinamita furiosa
    y era tu mano una rosa
    enfurecida, Rosario.

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  34. Si nosotros viviéramos
    lo que la rosa, con su intensidad,
    el profundo perfume de los cuerpos
    sería mucho más.

    ¡Ay!, breve vida intensa
    de un día de rosales secular,
    pasaste por la casa
    igual, igual, igual,
    que un meteoro herido, perfumado
    de hermosura y verdad.

    La huella que has dejado es un abismo
    con ruinas de rosal
    donde un perfume que no cesa hace
    que vayan nuestros cuerpos más allá.

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  35. Tristes guerras, si no es amor la empresa. Tristes, tristes.
    Tristes armas, si no son las palabras. Tristes, tristes.
    Tristes hombres, si no mueren de amores. Tristes, tristes.

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  36. Jornaleros que habéis cobrado en plomo sufrimientos, trabajos y dineros. Cuerpos de sometido y alto lomo: jornaleros.
    Españoles que España habéis ganado labrándola entre lluvias y entre soles. Rabadanes del hambre y del arado: españoles.
    Esta España que, nunca satisfecha de malograr la flor de la cizaña, de una cosecha pasa a otra cosecha: esta España.

    MIGUEL HERNÁNDEZ. EL POETA MÁS GRANDE DEL MUNDO.

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  37. MORGÓN EL POETA MAS GRANDE DEL PUEBLO.MI FELICITACIÓN Y MIS MAS EFUSIVAS GRACIAS POR ESTE GRAN RECUERDO;AUNQUE NO SOY MUY DE POESIA ME GUSTA MAS MIGUEL QUE LORCA.Cuestión de gustos.

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