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viernes, 22 de diciembre de 2017
¡Menos mal que no hizo viento!
Lo de nuestros
gobernantes es de preocupar. Resulta que para arreglar los baños de las
piscinas de verano necesitaban aislar las tuberías de las raíces de los álamos
blancos que las obstruían. Así las cosas, dictaminan que levantando toda la
acera, cortando las raíces, y construyendo
un pequeño muro de hormigón, se solucionaría el problema. Pero hete aquí que, una
vez hecho esto, se dan cuenta de que su estado es peligroso, y deciden dejarlo
tal cual está, mientras encuentran quien tale los álamos blancos. Esto se
decidió el pasado miércoles, y resulta que ayer, jueves, siendo conscientes del
peligro que representan los álamos blancos con las raíces que se adentraban en
la piscina cortadas de cuajo, dejan poner debajo de ellos el mercadillo. ¿No
es, por ventura, este modo de proceder, propio de insensatos?