El portal del edificio
de la calle Río Iregua no solo no se ha arreglado, sino que cada día está más
estropeado. Después de romper los cristales y utilizar de chamizo el edificio,
sacaron -y se llevaron- los extintores, y ahora han roto el armario de los
contadores de gas. Ante esta inaudita situación, cabe preguntarse: ¿qué tiene
que ocurrir para intervenir? ¡Quizás algún día lamentemos esta intolerable
apatía!