Cuando el pasado jueves vi cómo el palista y el encargado de las obras de la construcción de la escollera ataban al tronco de un árbol la soga que sujetaba la red enrollada para ser utilizada cuando entren al río las palas, me dije: “A ver lo que tardan los subnormales de turno en cortarla”. Y, desgraciadamente, esta mañana ya lo estaba. Lo que no sé es qué ha pasado con la red, si se la han llevado a casa, si se ha quedado varada o si se la ha llevado el agua.